Por: Richar D. Vidal*
EXT. POPAYÁN / CARRERA SEPTIMA - COMUNA SEIS. CAE LA TARDE
Recorren la
calle rumbo al centro, los caminos desvencijados y llenos de huecos. Parecen
alegres, poca gente se ve ir y venir a sus destinos, la luz de la tarde-noche
se columpia. La Chica y Matías van juntos, ella lleva un bolso blanco bajo el
brazo que salvaguarda todas sus pertenencias. Un joven con aspecto que no
inspira seguridad se levanta del andén y se cruza en el camino; un moderno taxi
pasa lentamente alrededor con el reproductor de música a todo volumen… “por la
esquina del viejo barrio lo vi pasar, con el tumbado…”. La Chica aprieta
fuertemente la cartera.
JOVEN
(Agitado)
¡Hey! Parcerito tírese la liguita todo bien, por las buenas.
MATÍAS
(Asustado
y sin parar) No hermano no tengo, no tenemos
El Joven se
adelanta, los detiene, se sostiene sobre un poste de electricidad y en un ademán
seguro enseña, bajo la manga de su chaqueta, una enorme arma corto punzante.
JOVEN
(Amenazante)
Pelao relájese, todo bien, deje la tacañería o se va a hacer romper el cuero
por nada, colabóreme, dígale a la china que pase el bolso o le daño la carita
pa´que quede bien bonita. Rápido, pues, antes de que pase un tombo y me dañe el
negocio.
MATÍAS
Pero hermano nosotros no tenemos plata,
no nos vaya hacer nada, por favor.
Matías mira
hacia todos los lados, buscando ayuda, pero a pesar de que algunas personas
están viendo lo sucedido, nadie dice nada, nadie hace nada.
JOVEN
(Iracundo y con voz potente) Mirá,
pirobo, que me pasen el hijueputa bolso que a mí me importa un culo si tienen o
no tienen plata, malparido.
El joven saca
y abalanza su arma en contra de Matías y de la chica y con una velocidad
impresionante arrebata la cartera y aunque trastabilla puede huir sin
inconveniente.
MATÍAS
¿Estás bien?
LA CHICA
Sí, pero me duele mucho el hombro, hagamos algo, llamemos a la policía
MATÍAS
Sí, si vamos a esa
tienda porque mi celular iba en la cartera.
La pareja
corre en lo más extremo del susto hasta la tienda que está en la misma calle en
donde fueron asaltados. Mientras Matías intenta calmar a la chica pide que le vendan
un minuto, marca al 123. En la emisora sintonizada en la tienda… “la vida te da
sorpresas, sorpresas te da la vida…”
CELULAR
Policía Nacional en que le podemos
colaborar…
MATÍAS
(Angustiado)
Buenas, necesito ayuda es que me acaban de robar y casi nos hieren, ayuda por
favor.
CELULAR
Cálmese, estamos para servirle, qué le
robaron.
MATÍAS
Un bolso con dos celulares, plata y los
documentos.
CELULAR
Quién lo robó.
MATÍAS
No sé
un muchacho, alto y con el cabello rapado.
CELULAR
¿En dónde pasó, número de cédula?
MATÍAS
Estamos cerca al centro en la carrera sépti..
CELULAR
¡Ahhh! No, eso le toca es ir al CAI más cercano del sector, eso es ahí
cerquita, vaya que ahí le ayudan.
MATÍAS
Gracias. Vamos.
INT. CAI DE
POLICÍA / PASILLO DE ENTRADA. CAE LA NOCHE
La pareja
llega a la estación de Policía, un auxiliar se encuentra entretenido con su
celular, otro conversando coquetamente con la muchacha que vende el café y los
dos encargados contándose mutuamente cosas.
MATÍAS
Buenas necesito ayuda es que nos acaban
de robar.
POLICÍA
Qué le robaron, dónde lo robaron, quién,
porqué, número de cédula.
Matías
responde a cada una de las preguntas. Angustiado y desesperadamente se da
cuenta de que se está perdiendo tiempo valioso para recuperar las cosas o para
que se dé la captura del ladrón.
MATÍAS
¿Me pueden ayudar?
POLICÍA
Claro que sí, para eso estamos, espéreme llamo por radio, cuadrante
seis, cuadrante seis para reportar un “527”, cuadrante seis, cuadrante seis. No
hermano, no contesta el cuadrante, ahí le toca es ir a la Unidad de Reacción
Inmediata porque qué más.
MATÍAS
Entonces si no voy hasta la URI, todo se
queda así.
POLICÍA
Pues la verdad, la verdad…
Matías sale
con La Chica aburrido y triste pensando en una parte de la canción que dice, “pasa
una banda de criminales en sus hermosas motos po…”
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*Richar Vidal, nació en Popayán (1985). Amante del picante aunque le caiga mal, las comedias de tv, el cine y el rock. Comunicador Social, poco complicado para la comida, gusta de cantar mal en los pasillos. “Dedicado” a la literatura de Cortázar y ampliamente apasionado por el Atlético Nacional. De vez en cuando anota un gol en lúgubres potreros de Popayán. Escritor de algunos blogs, y actualmente, como cosa rara, desempleado.