jueves, 12 de junio de 2014

Abismo - Y mi voto es…. y el tuyo


Por: Richar D. Vidal*

Descorría el velo del medio día y me encontraba en el calor de la tumultuosa fila para cancelar la factura del agua. Estaba en mora y corría el riesgo de que en las siguientes horas me cortaran el servicio; sin energía aguanto pero sin agua ni por el chiras. Ya había cuadrado lo del gas y es que, qué vaina estos berracos servicios tan caros y la mayoría de payaneses sin empleo.

Eso mismo me contaba la señora de adelante que, poco más o menos, compartía mi situación sin luz pero con agua, descompletando la plata del mercado para pagar los servicios y el señor de atrás preocupado porque desde el día anterior se había quedado sin trabajo; por este mes tenía todo cubierto pero ¿y el siguiente?

Cuatro puestos después de mi lugar una gordita trémula se quejaba de la salud, la educación, el desempleo, la pobreza, la miseria, la inseguridad y el servicio militar y después de escuchar un murmullo, que yo no alcance a percibir con claridad, el corrillo que se iniciaba más adelante manifestó el aburrimiento que sentía al escuchar a los candidatos a diestra y siniestra interpretar e interpretar mientras están en maniobra y después de que salen victoriosos, hasta luego, no vuelven a sonar.

En otro lugar alguien decía, "pero no todos son tan malos al menos el mío ha hecho cosas buenas, se le ha notado esa necesidad de progreso y de avanzar". Una señora bien emperifollada lo interrumpe y le dice que ella si va a lo seguro porque al que ella ve como ganador está rodeado de personas muy importantes que han hechos cosas trascendentales y que además se deja manejar muy bien. Otro habla de que es mejor decidirse por propuestas nuevas que rompan con el esquema de los visto anteriormente, algo que no sea lo mismo de siempre. También se escucha a alguien que pregunta, "¿Por qué no una mujer? Siempre se lo han disputado los hombres y ya es hora de que la victoria sea para una mujer decidida, preparada, que sepa lo que hace, que realmente llegue al corazón de la gente.

Yo, entretanto, estaba anonadado puesto que pensaba que los colombianos no tenían conciencia social, que no tenían memoria social, que estaban anestesiados, amortiguados, encalambrados con tanta desazón política, que ya no les importaba ni el presente ni el futuro del país, que ya no asumían el untarse de la savia que derrama Colombia.

Sentía que los colombianos dejaron de ser ese pueblo terco y testarudo que estaba hundido en las cloacas de la ignorancia y en las cataratas de la estupidez y se estaba erigiendo como un pueblo culto e interesado en su devenir que, poco a poco, cobraba conciencia de que lo que votas hoy lo recogerás mañana. 

Estaba satisfecho de que en esa fila de pagos se estuviera marcando una tendencia de voto, que la gente supiera lo que quería para las próximas elecciones presidenciales, hasta que la señora robusta me sacó del letargo en el que estaba inmerso y me preguntó que por quién sería mi voto. Mientras le respondía que yo estaba convencido de que mi voto seria por XXX, me interrumpió diciendo, "ya sé, todos cantan bonito, todos le gustan, pero definitivamente su voto será por Sandro de América ¿cierto?"

------------------------------------------------------------------------
*Richar Vidal, nació en Popayán (1985). Amante del picante aunque le caiga mal, las comedias de tv, el cine y el rock. Comunicador Social, poco complicado para la comida, gusta de cantar mal en los pasillos. “Dedicado” a la literatura de Cortázar y ampliamente apasionado por el Atlético Nacional. De vez en cuando anota un gol en lúgubres potreros de Popayán. Escritor de algunos blogs, y actualmente, como cosa rara, desempleado.